martes, 15 de abril de 2014

La sombra del hombre delgado con el sombrero (parte II)

En vacaciones decembrinas, aproximadamente del 20 en adelante, muchas cosas raras me sucedieron. Empezando por una estrella de madera, de no más de 15cm, que salió volando hacia mí, “sin que nadie la tocara”, pues me encontraba sola en mi habitación limpiando.
Todas las personas que vivimos, y hemos vivido bajo el mismo techo, hemos sido víctimas de alguna situación inexplicable (Como lo habrán notado en la parte uno).


Pero bueno, no les contare lo más chafa de mis experiencias inexplicables en esta parte. Después de la estrella que voló, a la cual no le tome importancia, mi papá llegó ese mismo día a recogerme para ir a una reunión familiar. Yo ya estaba a unos 3 pasos del carro, él me dijo “¿quién más está allá arriba?”. No sabía de qué hablaba, yo era la última en salir del departamento, simplemente le contesté “nadie ¿por?”,  él me dijo que había visto a alguien asomado por la ventana. No esperaba esa respuesta; le dije “ya sabes, aquí pasan cosas raras” en tono un poco burlesco, me preguntó que si de nuevo estaban sucediendo cosas raras, le contesté que sí, y le conté lo de la estrella.

No recuerdo exactamente si era 21 o 22 de diciembre del 2013, cuando me encontraba en medio de la noche, viendo una película en el sillón, bueno, en realidad era tan tarde que ya me estaba quedando dormida. Al principio me encontraba cómoda viendo la película, y después me dio mucho frío. Fui por algo para taparme y regresé al sillón. Después decidí que no valía la pena desvelarme y me fui a acostar a mi cuarto.
Mi cuarto tiene dos camas individuales, la mía es la que está pegada al closet, pues a mi hermana le da miedo estar cerca de ahí porque en algunas noches se escuchan ruidos. Me acomodé viendo hacía la puerta, me volví a tapar, estaba a punto de casi dormir cuando vi a una chava, totalmente desconocida, llorando, con cara de preocupación, sentándose en la cama de mi hermana. Digamos que tenía tanto sueño que la ignoré, aparte de que no me daba miedo verla, hasta cierto punto podría decir que es “normal para mí”.

No sé si estaba soñando, pero recuerdo claramente haber hablado con la chava. Ella me decía que la estaban siguiendo, que la ayudará, yo le decía que se tranquilizara, que quién la perseguía y qué le había pasado, ella me contestó “ya vieron que me metí aquí, perdón no quería ponerte en peligro”, yo le dije “pero ¿Quién te sigue?”, y ella dijo “vámonos de aquí, no quiero que te hagan nada”.
Nos salíamos y fuimos a un restaurante chino que está cerca de donde vivo. Se veía más relajada. Hasta que me dijo “no, ahí vienen, hay que escondernos”, yo la jalé hacía el restaurante para escondernos en su jardín. Frente a nosotras pasaba una tipo vagoneta negra, hasta parecía que era para secuestrar, ella se calmó y regresamos a donde vivo, pero no quería pasar, así que nos fuimos a la azotea,  yo le dije “tengo frío, vamos, hay que bajarnos”, ella se reusó y me contestó “yo no, toma mi chamarra”. Me dio su chamarra negra, y bajo ésta tenía una blusa de tirantes delgados blanca, llevaba pantalón de mezclilla y tenis.
Después de un rato logré convencerla de bajar y acostarnos. Al entrar me quité la chamarra y se la devolví, agradeciéndole. La invité a dormir en mi cama, y no tuve que rogarle, ella aceptó. Nos pusimos una a espaldas de la otra y dormimos. En ese mismo momento, mi “sueño” o lo que sea que allá sido lo sucedido, me pareció tan extraño, que volteé un poco mi cabeza hacia atrás, es decir, hacia mi espalda, y vi un bulto negro acostado junto a mí. No hice nada, más que acomodarme y dormir de nuevo.
La única parte de esa historia que sé que sí vi conscientemente es de cuando la chava entró al cuarto llorando, sentándose en la cama, y cuando giré mi cabeza y vi el bulto negro. Lo demás no sé si fue producto de mi imaginación.
No era la primera vez que “alguien” me pedía ayuda, pues anteriormente, cuando recientemente había llegado a vivir aquí, me pasó algo similar, sólo que ese sueño empezó demasiado fantasioso, pues estaba soñando con personas que parecían vampiros o algo así, sólo que al final, un hombre y dos mujeres, se acercaron a mí a pedirme ayuda, yo les pregunté que cómo les podía ayudar, pero no les entendí cuando contestaron, entonces el señor se acercó a mi… en eso abrí mis ojos y el señor estaba frente a mí, junto con las otras dos mujeres, se despidieron con su mano y se esfumaron del cuarto.
Regresando al asunto anterior, desde ese día, digamos que toda actividad paranormal se puso intensa. Por primera vez, desde hace mucho tiempo, tenía miedo de estar en mi casa, por alguna razón no quería estar sola, había ruidos, veía sombras, escuchaba murmullos, burlas, que jugaban con las puertas, sombras sentándose en las camas, etc.
Después de ese día mi amiga Kenia estuvo durmiendo en mi casa en algunas ocasiones. Ella está “acostumbrada” a que cuando duerme donde vivo algo le pasé, como que le toquen la frente o no la dejen dormir, pero yo creo que no está acostumbrada a lo que después pasó.
El 27 de diciembre, todo el día había estado con mi amiga, caminando por todos lados. Ya era más o menos tarde cuando me pareció ver la misma vagoneta negra de mi “sueño”, y son tan raras esas vagonetas por donde yo vivo, que era la primera vez que veía una por mi casa, así que nos metimos al departamento. Mi amiga no sabía por qué le había pedido entrar, pero, aunque parecía no querer estar dentro de donde vivo, ahí nos quedamos.
Entró al baño casi casi cuando entramos, y yo me quedé en el sillón. Era tan feo el ambiente, que tenía un poco de miedo, y mi amiga había prendido casi todas las luces, y como no quería que el miedo me dominara, decidí apagarlas todas. Kenia salió, nos acostamos en el sillón, estuvimos platicando hasta que me dijo que su papá ya casi llegaba por ella.
Era tanta la actividad que yo ya no quería esperar a mi hermana y mamá a que llegaran de trabajar sola, por lo que le supliqué a mi amiga Kenia que se quedara a dormir conmigo. Ella dijo que sí quería, ahora había que decirle a su papá. Cuando le dijo, su papá accedió, pero ella le pidió ir por sus cosas a su casa, entonces me dejó sola.
No quería entrar a donde vivo, tenía miedo, así que como solución a mi problema, porque no sólo tenía miedo de entrar, sino también de estar afuera por donde la vagoneta pasó, le mandé un mensaje a mi novio Ulises, el cual se encontraba de viaje. Él me contestó y le pregunté que si había a donde llamarle porque escribirle por mensaje  me hacía sentir menos sola pero no sin miedo. Me pasó el número de una casa cerca, le marqué, y al principio me tranquilizó. Le conté lo que estaba pasando.
Luego de menos de 5 minutos empecé a escuchar murmullos, risas tenebrosas y también vi sombras. Honestamente fue horrible, es de esas veces que crees que estás loca, o preferirías que fuese producto de tu imaginación. Tenía miedo, y Ulises estaba preocupado, intentando tranquilizarme, pero las risas eran tan horribles que yo estaba temblando. Cerré mis ojos para no ver nada, pero con el puro sonido bastaba, a pesar de que la voz de mi novio me tranquilizaba.
No sé cuánto tiempo pasó, llegó mi amiga y le dije a mi novio que me esperara tantito. Corrí a abrirle y nos metimos. Kenia pasó a cambiarse al baño y yo continué hablando con mi novio. Él me preguntó “¿Kenia te gritó Rosa?”, y no, ella me había gritado “Rosi”. Yo estoy segura de que ambos nos moríamos de miedo, y que ahora, por si no me creía, podía estar seguro de que algo estaba pasando.
No le dije nada a Kenia para no espantarla, lo que menos quería es que se espantará y se fuera, y  aunque posteriormente a los siguientes hechos me confesó que ese día sentía que alguien se le iba a aparecer, no me dijo nada en el momento., salió del baño, caminó hacia la computadora, y cuando iba de regreso se paró frente a la cocina, mirando hacia el balcón, luego, casi casi corriendo, se fue de nuevo para el baño, y le pregunté “¿Qué viste?”, y ella me dijo “Nada, creo que estoy loca”. Al llegar casi al baño, volteó a ver mi cama, y vio cómo se hundía, como si alguien se sentara. Se fue corriendo al sillón conmigo.
Efectivamente se habían sentado en mi cama. Al principio habían 5 sombras, de las cuales 4 eran negras, y la otra blanca. La blanca desapareció, pero las demás seguían en el departamento. Una negra se había ido a la cocina, la cual supongo que fue la que espantó a Kenia cuando iba de regreso de la computadora, la otra estaba en el cuarto de mi mamá, y las otras dos en mi cuarto. De esas 2, una parecía que se trepaba a la pared, por lo cual era la que más me daba miedo, y la otra fue la que se sentó en la cama.
Como yo seguía simulando que nada pasaba, Kenia también opto por esa opción. Se paró del sillón, caminó hacía el cuarto, se acercó a la cama y dijo: “cuando te sientes y te pares de la cama, acomódala”, jaló la colcha y salió corriendo del cuarto. Fue algo tan gracioso, porque sus piernitas también le temblaban mientras regañaba a la sombra por no acomodar la colcha. Ulises, Kenia y yo nos reímos un poco para relajar el ambiente de lo sucedido.
Luego de 123 minutos, los cuales puedo asegurar porque en el recibo de teléfono llegó, colgamos el teléfono. Esos 123 minutos fue todo lo que duró la actividad. Después de eso, cenamos y nos fuimos a dormir.
Yo creí que después de ese día, nada me podría espantar tanto y así había sido. Días después estuve viendo a la misma sombra, la sombra del hombre delgado con el sombrero, la cual de repente se paseaba del cuarto de mi mamá a la sala, o se iba a la cocina a jugar con la alacena. Ahora todo parecía normal para mí, y no me importaba, incluso se me quedaba viendo y ya no me daba miedo.
El 5 de enero del 2014, fui a visitar a la familia de una amiga que se llama Gaby, la cual está estudiando fuera del país. Donde ellos viven hace mucho frío, de noche se llega como a 6°C. Como ellos viven un poco lejos de donde vivo, me invitaron a dormir allá. Pedí permiso, y me quedé a dormir con la familia de Gaby, en su cuarto.
Eran más de las 00:30 y apenas no estábamos yendo a acostar, yo estaba hablando por mensaje con mi novio, y como seguía de viaje y no tenía buena señal, pero en ese momento sí, quería aprovechar, así que simulé irme a dormir como todos los demás y luego me salí silenciosamente a la sala, donde estuvimos otro rato charlando. Ya cuando nos despedíamos vi la sombra del hombre delgado con el sombrero caminando hacia la cocina, me dio miedo de nuevo, ¿acaso me estaba siguiendo?, ¿Qué hacía ahí también? Me controlé y me fui a acostar.
Antes de acostarme conecté mi celular para que se cargara, quité la mega colcha y demás cobijas para acostarme, me cambié, me acosté de lado (derecho) y me dormí,  antes de dormir sentí como si alguien hubiera sido apuñalado, también soñé/imaginé/vi a alguien sosteniendo un cuchillo y con cara de maldita pero creí que todo lo estaba imaginando, que era todo producto del miedo y mío.
No sé exactamente qué hora era cuando sucedió lo que estoy por contarles, pero les puedo decir que fue, es y espero que se quede en será, lo peor que me ha pasado en cuanto a este tema.
Calculo que eran más de las 3:20am. Me desperté porque sentí que alguien me tocaba la pierna con un poco de presión, más no lastimando, desde abajo de mi pierna hacia arriba, hasta que su mano, o con lo que sea que me haya tocado, toco mi dedo anular y meñique, que extrañamente se encontraban sobre mis piernas, y yo acostada boca arriba. Cuando tocó mis dedos de la mano derecha con su mano helada, es decir, muy fría, abrí mis ojos y la colcha tapaba mi cara, quería ver en la pared, arriba de mi cabeza, si se veía alguna sombra para saber quién era. No se veía nada, pero sentía como si siguieran a lado de mí, incluso escuchaba una ligera respiración; de repente sentía como si se acercaran a mi cara para saber si seguía dormida. Mi corazón latía rápido y mi respiración también estaba acelerada, entonces intenté controlarme, y recé.
Se han de imaginar cómo estaba, fue ¡horrible! Iba a gritar, pero cómo gritar si la colcha no se había levantado para nada, fue como si traspasaran la colcha para tocarme. Al principio pensé que alguien de ahí me había tocado, pero como ya dije, nunca se levantó la colcha para meter ni sacar la mano, y si así hubiese sido, me hubiera despertado enseguida.
Estaba “sola” en el cuarto, con la cara tapada, y no me quería mover, porque si había alguien, la cual sentía  y escuchaba que estaba, podía notarlo, y no sabía cómo reaccionaría tanto esa persona como yo; influenciada por el pensamiento e imagen de antes de dormir, creía que me matarían.
Repito, fue ¡horrible! No sé cuánto tiempo duré despierta, pero sé que recé más de lo que en toda mi vida he rezado. Calculo que fue como una media hora, en la cual repetí como 60 veces la oración de “padre nuestro” y como otras 60 veces “Ave María”.
De tanto miedo que sentía, o mínimo quiero creer que por miedo me sentía así, me dieron muchas ganas de vomitar, estaba temblando, sentía mis manos frías, me dolía un poco la espalda, me ardían los ojos y me dolía la cabeza. Definitivamente estaba aterrada. Seguí rezando un buen rato, y poco, pero muy poco a poco me fui calmando, aparte de que dejé de escuchar la respiración, pero seguía sintiendo que alguien estaba en el cuarto conmigo. Rogaba porque ya dieran las 7:30, pues a esa hora había acordado con el papá de Gaby que me llevarían a mi casa.
En ese mismo lapso comencé como que a dormir de nuevo, pero de nuevo, no sé si estaba soñando; vi una familia, la cual se veía muy posesiva, todo lo veía en blanco y negro. Ellos me decían que me quedara con ellos, y me habían invitado a comer, pero no quería comer, incluso me dijo una niña “que mal educada si no aceptas la comida”, así que tenía miedo hasta de decir que no. Me seguían diciendo que no me fuera, y cada vez me lo decían en un tono más posesivo, que me daba miedo. De repente escuché que Alex, el hermano de Gaby, se había levantado al baño. Sentí un gran alivio, esa era mi oportunidad, si quien me había tocado era alguien y seguía ahí, tenía menos oportunidades de escapar. Digamos que me aseguré de que el moverme no fuese peligroso para nadie.
Hice como que me acababa de despertar, como si nada hubiera pasado. Me quité la colcha y las cobijas de encima, miré a mí alrededor, tomé mi celular, el cual parecía que nunca había puesto a cargar porque solo se cargó un 30%, caminé velozmente al cuarto de Alex, me senté en la otra cama individual a esperarlo. Estaba más “tranquila”.
Cuando Alex regresó del baño, obviamente se espantó. Entonces le pregunté que si nunca lo habían espantado en su casa, o que si esa noche no había sentido a alguien ahí, contestó “No, ¿Por qué?", le dije “Nada más… ¿Tú me fuiste a despertar?”, él dijo “No, estaba dormido aquí”. Era lógico que él no era, hasta no sé porque pregunté, tal vez me reusaba a creer que “algo” me tocó, e intentaba encontrarle una explicación lógica y menos traumática. Después él me preguntó “¿Estás bien?”, y no le mentí, le contesté “No, alguien me tocó”, no me escuchó bien porque estaba hablando muy bajito para no despertar a sus papás, así que se lo repetí después de que me dijo “No te entiendo ni la mitad de lo que dices”, y dije “Que me tocaron”, se sacó de onda y me dijo: “¿Crees que haya alguien en la casa?”, y le dije “no lo sé, por lo que pasó sí” y bajando un poco más mi voz “aunque no sé si vivo”, volví a elevar mi tono y dije: “Pero no te quedes parado, acuéstate.” Tomó su celular, escribió algo y después me dijo “¿Quieres que le mande un mensaje a Gaby?” y le dije: “No, no te preocupes”, a lo cual contestó: “Ya se lo mande”.
Él para no dejarme totalmente sola me dijo: “Si quieres duérmete en esa cama”. No sabía si podría dormir, pero mínimo no quería porque seguía teniendo miedo, y después me dijo: “Toma este osito”. Agarré el oso, vi cómo se quedaba dormido, y entonces decidí escribirle a mi novio Ulises todo lo que había pasado. El primer mensaje que le envié tiene la hora de las 4:30am; le escribí hasta las 6:02am escribiéndole todo con detalle.
Mientras le escribía a Ulises me pareció ver la sombra del hombre con el sombrero de nuevo. También, en ese periodo de tiempo, escuché un bebe pidiendo a su mamá, Samy (el perro que dijo la mamá de Gaby antes de dormir que me cuidaría, y que no tuviera miedo) empezó a ladrar. Después hubo un gran silencio, donde solo escuchaba el reloj de Alex.
Mi celular ya no tenía tanta pila, así que después de haber estado hora y media intentando agarrar valor para ir por el cargador y a dormir de nuevo, tuve que hacerlo. Fui primero al baño, luego prendí la luz del cuarto de Gaby, y así me quedé, le mandé el último mensaje a mi novio, me quedé despierta por otra media hora, y, con la luz prendida, me dormí hasta las 7:30am.
Llegué a creer que había retado a alguien o algo cuando la mamá de Gaby me dijo que no tuviera miedo, pues lo que contesté fue “no suelo espantarme”. Pero no sé, sólo sé que esa sombra sigue en donde vivo, se sigue escuchando que caminan en el tapete, he sentido a la sombra, e incluso la volví a ver por febrero; la chava de la cual les hable, el día viernes 11 de abril del 2014, fue vista por mi hermana sin la chamarra, esto lo sé porque ella me dijo que una chava con blusa blanca de tirantes la estaba observando en la madrugada de dicha fecha.
Hoy es mi última entrada, y les he dejado escrito casi toda la actividad paranormal que he vivido en esta casa o mínimo desde hace 5 años. Yo sé que a algunos les ha de haber dado flojera leerlo, pero creo que vale la pena un poco de su tiempo. Sobre todo quiero que sepan que todo es verídico, y siempre he procurado no agregarle ni quitarle nada a la realidad y a lo que cuento.
Gracias por haber leído ambas entradas de “La sombra del hombre delgado con el sombrero”

Rosze J
 

 

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