Todas las personas que vivimos, y hemos vivido bajo el mismo techo, hemos sido víctimas de alguna situación inexplicable (Como lo habrán notado en la parte uno).
Pero bueno, no
les contare lo más chafa de mis experiencias inexplicables en esta parte.
Después de la estrella que voló, a la cual no le tome importancia, mi papá
llegó ese mismo día a recogerme para ir a una reunión familiar. Yo ya estaba a
unos 3 pasos del carro, él me dijo “¿quién más está allá arriba?”. No sabía de
qué hablaba, yo era la última en salir del departamento, simplemente le
contesté “nadie ¿por?”, él me dijo que
había visto a alguien asomado por la ventana. No esperaba esa respuesta; le
dije “ya sabes, aquí pasan cosas raras” en tono un poco burlesco, me preguntó que si
de nuevo estaban sucediendo cosas raras, le contesté que sí, y le conté lo de
la estrella.
No recuerdo
exactamente si era 21 o 22 de diciembre del 2013, cuando me encontraba en medio
de la noche, viendo una película en el sillón, bueno, en realidad era tan tarde
que ya me estaba quedando dormida. Al principio me encontraba cómoda viendo la
película, y después me dio mucho frío. Fui por algo para taparme y regresé al
sillón. Después decidí que no valía la pena desvelarme y me fui a acostar a mi
cuarto.
Mi cuarto tiene
dos camas individuales, la mía es la que está pegada al closet, pues a mi
hermana le da miedo estar cerca de ahí porque en algunas noches se escuchan
ruidos. Me acomodé viendo hacía la puerta, me volví a tapar, estaba a punto de
casi dormir cuando vi a una chava, totalmente desconocida, llorando, con cara
de preocupación, sentándose en la cama de mi hermana. Digamos que tenía tanto
sueño que la ignoré, aparte de que no me daba miedo verla, hasta cierto punto
podría decir que es “normal para mí”.
No sé si estaba
soñando, pero recuerdo claramente haber hablado con la chava. Ella me decía que
la estaban siguiendo, que la ayudará, yo le decía que se tranquilizara, que quién
la perseguía y qué le había pasado, ella me contestó “ya vieron que me metí
aquí, perdón no quería ponerte en peligro”, yo le dije “pero ¿Quién te sigue?”,
y ella dijo “vámonos de aquí, no quiero que te hagan nada”.
Nos salíamos y fuimos a un restaurante chino que está cerca de donde vivo. Se veía más relajada. Hasta que me dijo “no, ahí vienen, hay que escondernos”, yo la jalé hacía el restaurante para escondernos en su jardín. Frente a nosotras pasaba una tipo vagoneta negra, hasta parecía que era para secuestrar, ella se calmó y regresamos a donde vivo, pero no quería pasar, así que nos fuimos a la azotea, yo le dije “tengo frío, vamos, hay que bajarnos”, ella se reusó y me contestó “yo no, toma mi chamarra”. Me dio su chamarra negra, y bajo ésta tenía una blusa de tirantes delgados blanca, llevaba pantalón de mezclilla y tenis.
Nos salíamos y fuimos a un restaurante chino que está cerca de donde vivo. Se veía más relajada. Hasta que me dijo “no, ahí vienen, hay que escondernos”, yo la jalé hacía el restaurante para escondernos en su jardín. Frente a nosotras pasaba una tipo vagoneta negra, hasta parecía que era para secuestrar, ella se calmó y regresamos a donde vivo, pero no quería pasar, así que nos fuimos a la azotea, yo le dije “tengo frío, vamos, hay que bajarnos”, ella se reusó y me contestó “yo no, toma mi chamarra”. Me dio su chamarra negra, y bajo ésta tenía una blusa de tirantes delgados blanca, llevaba pantalón de mezclilla y tenis.
Después de un
rato logré convencerla de bajar y acostarnos. Al entrar me quité la chamarra y
se la devolví, agradeciéndole. La invité a dormir en mi cama, y no
tuve que rogarle, ella aceptó. Nos pusimos una a espaldas de la otra y
dormimos. En ese mismo momento, mi “sueño” o lo que sea que allá sido lo
sucedido, me pareció tan extraño, que volteé un poco mi cabeza hacia atrás, es
decir, hacia mi espalda, y vi un bulto negro acostado junto a mí. No hice nada,
más que acomodarme y dormir de nuevo.
La única parte
de esa historia que sé que sí vi conscientemente es de cuando la chava entró al
cuarto llorando, sentándose en la cama, y cuando giré mi cabeza y vi el bulto
negro. Lo demás no sé si fue producto de mi imaginación.
No era la
primera vez que “alguien” me pedía ayuda, pues anteriormente, cuando
recientemente había llegado a vivir aquí, me pasó algo similar, sólo que ese
sueño empezó demasiado fantasioso, pues estaba soñando con personas que
parecían vampiros o algo así, sólo que al final, un hombre y dos mujeres, se
acercaron a mí a pedirme ayuda, yo les pregunté que cómo les podía ayudar, pero
no les entendí cuando contestaron, entonces el señor se acercó a mi… en eso
abrí mis ojos y el señor estaba frente a mí, junto con las otras dos mujeres,
se despidieron con su mano y se esfumaron del cuarto.
Regresando al
asunto anterior, desde ese día, digamos que toda actividad paranormal se puso
intensa. Por primera vez, desde hace mucho tiempo, tenía miedo de estar en mi
casa, por alguna razón no quería estar sola, había ruidos, veía sombras,
escuchaba murmullos, burlas, que jugaban con las puertas, sombras sentándose en
las camas, etc.
Después de ese
día mi amiga Kenia estuvo durmiendo en mi casa en algunas ocasiones. Ella está
“acostumbrada” a que cuando duerme donde vivo algo le pasé, como que le toquen
la frente o no la dejen dormir, pero yo creo que no está acostumbrada a lo que
después pasó.
El 27 de
diciembre, todo el día había estado con mi amiga, caminando por todos lados.
Ya era más o menos tarde cuando me pareció ver la misma vagoneta negra de mi
“sueño”, y son tan raras esas vagonetas por donde yo vivo, que era la primera
vez que veía una por mi casa, así que nos metimos al departamento. Mi amiga no
sabía por qué le había pedido entrar, pero, aunque parecía no querer estar
dentro de donde vivo, ahí nos quedamos.
Entró al baño
casi casi cuando entramos, y yo me quedé en el sillón. Era tan feo el ambiente,
que tenía un poco de miedo, y mi amiga había prendido casi todas las luces, y
como no quería que el miedo me dominara, decidí apagarlas todas. Kenia salió,
nos acostamos en el sillón, estuvimos platicando hasta que me dijo que su papá
ya casi llegaba por ella.
Era tanta la actividad
que yo ya no quería esperar a mi hermana y mamá a que llegaran de trabajar
sola, por lo que le supliqué a mi amiga Kenia que se quedara a dormir conmigo.
Ella dijo que sí quería, ahora había que decirle a su papá. Cuando le dijo, su
papá accedió, pero ella le pidió ir por sus cosas a su casa, entonces me dejó
sola.
No quería
entrar a donde vivo, tenía miedo, así que como solución a mi problema, porque
no sólo tenía miedo de entrar, sino también de estar afuera por donde la
vagoneta pasó, le mandé un mensaje a mi novio Ulises, el cual se encontraba de
viaje. Él me contestó y le pregunté que si había a donde llamarle porque
escribirle por mensaje me hacía sentir
menos sola pero no sin miedo. Me pasó el número de una casa cerca, le marqué, y
al principio me tranquilizó. Le conté lo que estaba pasando.
Luego de menos
de 5 minutos empecé a escuchar murmullos, risas tenebrosas y también vi
sombras. Honestamente fue horrible, es de esas veces que crees que estás loca,
o preferirías que fuese producto de tu imaginación. Tenía miedo, y Ulises
estaba preocupado, intentando tranquilizarme, pero las risas eran tan horribles
que yo estaba temblando. Cerré mis ojos para no ver nada, pero con el puro sonido
bastaba, a pesar de que la voz de mi novio me tranquilizaba.
No sé cuánto
tiempo pasó, llegó mi amiga y le dije a mi novio que me esperara tantito. Corrí
a abrirle y nos metimos. Kenia pasó a cambiarse al baño y yo continué hablando con
mi novio. Él me preguntó “¿Kenia te gritó Rosa?”, y no, ella me había gritado
“Rosi”. Yo estoy segura de que ambos nos moríamos de miedo, y que ahora, por si
no me creía, podía estar seguro de que algo estaba pasando.
No le dije nada
a Kenia para no espantarla, lo que menos quería es que se espantará y se fuera,
y aunque posteriormente a los siguientes
hechos me confesó que ese día sentía que alguien se le iba a aparecer, no me
dijo nada en el momento., salió del baño, caminó hacia la computadora, y cuando
iba de regreso se paró frente a la cocina, mirando hacia el balcón, luego, casi
casi corriendo, se fue de nuevo para el baño, y le pregunté “¿Qué viste?”, y
ella me dijo “Nada, creo que estoy loca”. Al llegar casi al baño, volteó a ver
mi cama, y vio cómo se hundía, como si alguien se sentara. Se fue corriendo al
sillón conmigo.
Efectivamente
se habían sentado en mi cama. Al principio habían 5 sombras, de las cuales 4
eran negras, y la otra blanca. La blanca desapareció, pero las demás seguían en
el departamento. Una negra se había ido a la cocina, la cual supongo que fue la
que espantó a Kenia cuando iba de regreso de la computadora, la otra estaba en
el cuarto de mi mamá, y las otras dos en mi cuarto. De esas 2, una parecía que
se trepaba a la pared, por lo cual era la que más me daba miedo, y la otra fue
la que se sentó en la cama.
Como yo seguía
simulando que nada pasaba, Kenia también opto por esa opción. Se paró del
sillón, caminó hacía el cuarto, se acercó a la cama y dijo: “cuando te sientes
y te pares de la cama, acomódala”, jaló la colcha y salió corriendo del cuarto.
Fue algo tan gracioso, porque sus piernitas también le temblaban mientras
regañaba a la sombra por no acomodar la colcha. Ulises, Kenia y yo nos reímos
un poco para relajar el ambiente de lo sucedido.
Luego de 123
minutos, los cuales puedo asegurar porque en el recibo de teléfono llegó,
colgamos el teléfono. Esos 123 minutos fue todo lo que duró la actividad.
Después de eso, cenamos y nos fuimos a dormir.
Yo creí que
después de ese día, nada me podría espantar tanto y así había sido. Días
después estuve viendo a la misma sombra, la sombra del hombre delgado con el
sombrero, la cual de repente se paseaba del cuarto de mi mamá a la sala, o se
iba a la cocina a jugar con la alacena. Ahora todo parecía normal para mí, y no
me importaba, incluso se me quedaba viendo y ya no me daba miedo.
El 5 de enero
del 2014, fui a visitar a la familia de una amiga que se llama Gaby, la cual
está estudiando fuera del país. Donde ellos viven hace mucho frío, de noche se
llega como a 6°C. Como ellos viven un poco lejos de donde vivo, me invitaron a
dormir allá. Pedí permiso, y me quedé a dormir con la familia de Gaby, en su
cuarto.
Eran más de las
00:30 y apenas no estábamos yendo a acostar, yo estaba hablando por mensaje con
mi novio, y como seguía de viaje y no tenía buena señal, pero en ese momento
sí, quería aprovechar, así que simulé irme a dormir como todos los demás y
luego me salí silenciosamente a la sala, donde estuvimos otro rato charlando.
Ya cuando nos despedíamos vi la sombra del hombre delgado con el sombrero
caminando hacia la cocina, me dio miedo de nuevo, ¿acaso me estaba siguiendo?,
¿Qué hacía ahí también? Me controlé y me fui a acostar.
Antes de
acostarme conecté mi celular para que se cargara, quité la mega colcha y demás
cobijas para acostarme, me cambié, me acosté de lado (derecho) y me dormí, antes de dormir sentí como si alguien hubiera
sido apuñalado, también soñé/imaginé/vi a alguien sosteniendo un cuchillo y con
cara de maldita pero creí que todo lo estaba imaginando, que era todo producto
del miedo y mío.
No sé
exactamente qué hora era cuando sucedió lo que estoy por contarles, pero les
puedo decir que fue, es y espero que se quede en será, lo peor que me ha pasado
en cuanto a este tema.
Calculo que
eran más de las 3:20am. Me desperté porque sentí que alguien me tocaba la pierna
con un poco de presión, más no lastimando, desde abajo de mi pierna hacia
arriba, hasta que su mano, o con lo que sea que me haya tocado, toco mi dedo
anular y meñique, que extrañamente se encontraban sobre mis piernas, y yo acostada
boca arriba. Cuando tocó mis dedos de la mano derecha con su mano helada, es
decir, muy fría, abrí mis ojos y la colcha tapaba mi cara, quería ver en la
pared, arriba de mi cabeza, si se veía alguna sombra para saber quién era. No
se veía nada, pero sentía como si siguieran a lado de mí, incluso escuchaba una
ligera respiración; de repente sentía como si se acercaran a mi cara para saber
si seguía dormida. Mi corazón latía rápido y mi respiración también estaba
acelerada, entonces intenté controlarme, y recé.
Se han de
imaginar cómo estaba, fue ¡horrible! Iba a gritar, pero cómo gritar si la
colcha no se había levantado para nada, fue como si traspasaran la colcha para
tocarme. Al principio pensé que alguien de ahí me había tocado, pero como ya
dije, nunca se levantó la colcha para meter ni sacar la mano, y si así hubiese
sido, me hubiera despertado enseguida.
Estaba “sola”
en el cuarto, con la cara tapada, y no me quería mover, porque si había
alguien, la cual sentía y escuchaba que
estaba, podía notarlo, y no sabía cómo reaccionaría tanto esa persona como yo; influenciada
por el pensamiento e imagen de antes de dormir, creía que me matarían.
Repito, fue ¡horrible!
No sé cuánto tiempo duré despierta, pero sé que recé más de lo que en toda mi
vida he rezado. Calculo que fue como una media hora, en la cual repetí como 60
veces la oración de “padre nuestro” y como otras 60 veces “Ave María”.
De tanto miedo
que sentía, o mínimo quiero creer que por miedo me sentía así, me dieron muchas
ganas de vomitar, estaba temblando, sentía mis manos frías, me dolía un poco la
espalda, me ardían los ojos y me dolía la cabeza. Definitivamente estaba
aterrada. Seguí rezando un buen rato, y poco, pero muy poco a poco me fui
calmando, aparte de que dejé de escuchar la respiración, pero seguía sintiendo
que alguien estaba en el cuarto conmigo. Rogaba porque ya dieran las 7:30, pues
a esa hora había acordado con el papá de Gaby que me llevarían a mi casa.
En ese mismo
lapso comencé como que a dormir de nuevo, pero de nuevo, no sé si estaba
soñando; vi una familia, la cual se veía muy posesiva, todo lo veía en blanco y
negro. Ellos me decían que me quedara con ellos, y me habían invitado a comer,
pero no quería comer, incluso me dijo una niña “que mal educada si no aceptas
la comida”, así que tenía miedo hasta de decir que no. Me seguían diciendo que
no me fuera, y cada vez me lo decían en un tono más posesivo, que me daba miedo.
De repente escuché que Alex, el hermano de Gaby, se había levantado al baño. Sentí
un gran alivio, esa era mi oportunidad, si quien me había tocado era alguien y
seguía ahí, tenía menos oportunidades de escapar. Digamos que me aseguré de que
el moverme no fuese peligroso para nadie.
Hice como que
me acababa de despertar, como si nada hubiera pasado. Me quité la colcha y las
cobijas de encima, miré a mí alrededor, tomé mi celular, el cual parecía que
nunca había puesto a cargar porque solo se cargó un 30%, caminé velozmente al
cuarto de Alex, me senté en la otra cama individual a esperarlo. Estaba más
“tranquila”.
Cuando Alex
regresó del baño, obviamente se espantó. Entonces le pregunté que si nunca lo
habían espantado en su casa, o que si esa noche no había sentido a alguien ahí,
contestó “No, ¿Por qué?", le dije “Nada más… ¿Tú me fuiste a despertar?”, él
dijo “No, estaba dormido aquí”. Era lógico que él no era, hasta no sé porque
pregunté, tal vez me reusaba a creer que “algo” me tocó, e intentaba encontrarle
una explicación lógica y menos traumática. Después él me preguntó “¿Estás
bien?”, y no le mentí, le contesté “No, alguien me tocó”, no me escuchó bien
porque estaba hablando muy bajito para no despertar a sus papás, así que se lo
repetí después de que me dijo “No te entiendo ni la mitad de lo que dices”, y
dije “Que me tocaron”, se sacó de onda y me dijo: “¿Crees que haya alguien en
la casa?”, y le dije “no lo sé, por lo
que pasó sí” y bajando un poco más mi voz “aunque no sé si vivo”, volví a
elevar mi tono y dije: “Pero no te quedes parado, acuéstate.” Tomó su celular,
escribió algo y después me dijo “¿Quieres que le mande un mensaje a Gaby?” y le
dije: “No, no te preocupes”, a lo cual contestó: “Ya se lo mande”.
Él para no
dejarme totalmente sola me dijo: “Si quieres duérmete en esa cama”. No sabía si
podría dormir, pero mínimo no quería porque seguía teniendo miedo, y después me
dijo: “Toma este osito”. Agarré el oso, vi cómo se quedaba dormido, y entonces
decidí escribirle a mi novio Ulises todo lo que había pasado. El primer mensaje
que le envié tiene la hora de las 4:30am; le escribí hasta las 6:02am
escribiéndole todo con detalle.
Mientras le
escribía a Ulises me pareció ver la sombra del hombre con el sombrero de nuevo.
También, en ese periodo de tiempo, escuché un bebe pidiendo a su mamá, Samy (el
perro que dijo la mamá de Gaby antes de dormir que me cuidaría, y que no
tuviera miedo) empezó a ladrar. Después hubo un gran silencio, donde solo
escuchaba el reloj de Alex.
Mi celular ya
no tenía tanta pila, así que después de haber estado hora y media intentando
agarrar valor para ir por el cargador y a dormir de nuevo, tuve que hacerlo. Fui
primero al baño, luego prendí la luz del cuarto de Gaby, y así me quedé, le
mandé el último mensaje a mi novio, me quedé despierta por otra media hora, y,
con la luz prendida, me dormí hasta las 7:30am.
Llegué a creer
que había retado a alguien o algo cuando la mamá de Gaby me dijo que no tuviera
miedo, pues lo que contesté fue “no suelo espantarme”. Pero no sé, sólo sé que
esa sombra sigue en donde vivo, se sigue escuchando que caminan en el tapete,
he sentido a la sombra, e incluso la volví a ver por febrero; la chava de la
cual les hable, el día viernes 11 de abril del 2014, fue vista por mi hermana
sin la chamarra, esto lo sé porque ella me dijo que una chava con blusa blanca
de tirantes la estaba observando en la madrugada de dicha fecha.
Hoy es mi
última entrada, y les he dejado escrito casi toda la actividad paranormal que
he vivido en esta casa o mínimo desde hace 5 años. Yo sé que a algunos les ha
de haber dado flojera leerlo, pero creo que vale la pena un poco de su tiempo. Sobre todo quiero que sepan que todo es verídico, y siempre he procurado no
agregarle ni quitarle nada a la realidad y a lo que cuento.
Gracias por
haber leído ambas entradas de “La sombra del hombre delgado con el sombrero”
Rosze J
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